BKBALL

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domingo, 15 de noviembre de 2009

Cuando una lengua larga no es señal de mano corta

Mucho ha pasado desde la última vez que escribí: el oro de España en el Eurobasket, el frustrado draft de Ricky, traspasos sonados como el de Shaq a los Cavaliers de LeBron, Carter a Orlando o Rasheed Wallace a los Celtics, el comienzo de una nueva temporada de la NBA en la que los favoritos no están fallando y destacan, en diferente sentido, el rendimiento de dos de los nuestros; el de Marc Gasol por positivo y el de Sergio Rodríguez por negativo y falta de minutos.
Sin embargo, después de estos meses, voy a centrarme en un detalle, un gesto simbólico, uno de tantos que tiene la NBA que para eso es muy cuidadosa. La gala para la inclusión de los nuevos miembros del Salón de la Fama dejó para la historia grandísimos momentos, como lo fueron los discursos de David Robinson, Stockton y, sobre todo, el de Michael Jordan. A sus 46 años dio toda una clase de elegancia e ironía, de agradecimientos y desafíos, de amor y de humanidad como demuestran sus lágrimas...
Habló sobre todo de cómo aquellas personas que no confiaban en él ponían leña en ese fuego que forjaba su competitivdad, de cómo sus entrenadores, compañeros, rivales, aficionados y hasta médicos le estimulaban con cualquier comentario o decisión que no creía justa. Todo eso le hacía querer ser no sólo mejor, sino el mejor. Estaba harto de que le dijeran que sí que era bueno, pero no tanto como Magic o Bird, y para ello tenía la necesidad imperiosa de ganar un anillo antes de que éstos se retirasen. Y llegó en el 91, cuando llevó a su equipo a ganar el campeonato por encima de los Lakers de Magic. Y desde entonces no paró: todas las temporadas que jugó completas con los Bulls las ganó, poniendo su broche de oro en aquel memorable sexto partido de las finales del 98 en Utah.
Como suele decirse, todos los órganos del cuerpo se cansan alguna vez, menos la lengua. Jordan dejó frases memorables en su discurso, demostró una vez más que su lengua sigue siendo temible. Y es que uno de los gestos que más caracterizaba al más grande de todos los tiempos era la fusión de su mirada asesina con la lengua fuera. Cuando Jordan sacaba la lengua, el rival sabía que no podría pararle. Es uno de esos gestos que indican que el deportista está motivado, como cuando Rafa Nadal celebra los puntos de esa manera tan peculiar o Alberto Contador se pone de pie en la bicicleta y empieza a escalar con una cadencia asombrosa: sus contrincantes ya saben que está todo perdido. Jordan tenía esa capacidad de superarse en los momentos más decisivos, y eso es precisamente lo que le ha hecho tan grande. Y esa competitivad ilimitada la demostró hasta en el discurso en su entrada al Hall of Fame. Si tenéis 23 minutos, no podéis dejar de ver el discurso íntegro que muestro bajo estas líneas.

domingo, 31 de mayo de 2009

"Va a ser legendario"

Para los seguidores de la serie "Como conocí a vuestra madre", esta coletilla es muy conocida. Uno de sus personajes más locos, Barney, la utiliza muy a menudo. Su amigo Ted siempre le dice que no debería ser tan liberal con la palabra legendario, ya que Barney la emplea para casi cualquier situación.
Para los que no vean la serie, se la recomiendo encarecidamente: es la mejor serie de humor que he visto desde que acabó Friends. Además, en España parece tener seguidores muy importantes, como los redactores de Marca y los productores de Telecinco. Estos periodistas "objetivos" están utilizando la palabra 'leyenda' con una facilidad asombrosa, y provocan en su audiencia el mismo efecto que provoca Barney en la serie: la risa. O, al menos, me la provoca a mí.
La Real Academia de la Lengua define la palabra leyenda como "persona cuyas hazañas se consideran irrepetibles e inalcanzables". Es decir, es una palabra que se debería utilizar con cierta precaución, no se puede ir calificando de leyenda al hombre del tiempo que acierta su predicción 2 días seguidos ni al funcionario que hizo horas extra para ir adelantando trabajo, aunque ambas puedan resultar irrepetibles e inalcanzables para algunas personas.
Vayamos al lío: ayer el diario Marca titulaba su crónica del segundo partido de la final entre Lakers y Magic con la desacertadísima frase "Pau Gasol se convierte en leyenda". No creo ni que haya lugar a debate: Pau Gasol no es una leyenda, y probablemente no lo sea nunca. Si un jugador se convierte en leyenda por jugar bien la prórroga del segundo partido de las finales... ¿cómo definirían los amigos del Marca a los grandes jugadores de la historia de la NBA? ¿Se puede definir a alguien como leyenda simplemente por ser español y triunfar en el deporte americano?
La situación es más grave de lo que parece. Marca es el diario más leído en España, y con frases así no hacen más que engañar a sus lectores. Muchos lectores que sólo siguen la NBA porque jueguen unos cuantos españoles, verán a Gasol como un jugador muy, muy sobrevalorado, y probablemente no conozcan a Robert Horry, jugador que se retiró el año pasado después de ganar 7 anillos con tres equipos diferentes. Por no nombrar a Bill Russell, a quien no le caben los anillos en las manos; Wilt Chamberlain, que hizo mucho más que anotar 100 puntos en un partido; Kareem Abdul Jabbar, máximo anotador y taponador de la historia, seis anillos de campeón y 19 all stars le contemplan; Magic Johnson, un revolucionador del playmaker que consiguió 5 anillos; y por supuesto Michael Jordan, simplemente el mejor deportista de todos los tiempos.
¿Verdad que a estos jugadores no choca verles precedidos de la palabra 'leyenda'? ¿Alguien cree que dentro de 50 años alguien va a acordarse de Gasol como aquella leyenda que jugó una gran prórroga en el segundo partido de las finales de 2009? No hace falta ni responder. Gasol pasará a la historia como un gran jugador, pero sólo eso. Sus logros no van a ser irrepetibles ni inalcanzables, y no estoy negando que lo que ha conseguido hasta ahora sea un gran mérito para un español. Pero tenemos que comprender que el mundo es más grande que España, y valorar a los jugadores y sus hechos con el tiempo.
Tres cuartos de lo mismo se puede decir de Telecinco y su famosa campaña para la Copa Confederaciones. Se atreven a calificar a la selección española de fútbol como "La Leyenda Roja". Poca gente se alegró más que yo cuando la selección se proclamó campeona de Europa el pasado mes de junio, pero sólo ha sido eso: una Eurocopa, la segunda de toda su historia. Hubiese sido una leyenda que la ganase Malta, o las Islas Feroe... pero que la gane España es bastante normal. Los periodistas de Telecinco y Marca no deberían disfrazarse de Barney a la hora de trabajar, aunque muchos deberíamos "aprender" de él en cuanto a su forma de vida, pero sus lectores deben ejercer el papel de Ted y decirles que sean más comedidos con sus palabras. Por cierto, hoy he planchado la primera camisa de mi vida. Sin duda, ha sido legendario.

viernes, 22 de mayo de 2009

Dudas para el draft, verano movidito

Pocos ganadores ha dejado la lotería del draft. En un año en el que sólo parece haber 2 grandes jugadores en el draft (Hasheem Thabeet será un Dalembert más de la liga, aunque ojalá me equivoque), la lotería del draft deja más dudas que alegrías. Más allá de que franquicias como los Wizards o los Kings fueran los grandes perdedores, ya que sus desastrosas temporadas no van a servir ni para escoger a una joven estrella en el draft del 25 de junio, los tres mejores posicionados de la lotería tendrán que moverse más de la cuenta para tener una plantilla compensada.
Los Clippers ya lo han anunciado, van a seleccionar a Blake Griffin, el que promete ser un power forward dominador en la NBA en un plazo medio, ya que es capaz de anotar, creándose su propio tiro, es rápido, atlético y reobteador. Pero, si eligen al jugador de Oklahoma State, habrá un considerable overbooking de jugadores interiores en la franquicia pobre de Los Ángeles: Zach Randolph, Kaman, Camby, el propio Griffin... alguien sobra ahí. Mike Dunleavy tendrá que moverse con mucha agilidad para quitarse de encima a uno de ellos, lo más lógico sería Camby, pero lo que no está tan claro es que le ofrezcan una pieza de cambio interesante.
La otra opción, menos probable e igual de liosa, es la de que elijan a nuestra perlita, al que los analistas ya señalan como el jugador del draft más experimentado y como el mejor talento que ha venido nunca desde Europa. Palabras mayores para nuestro Ricky Rubio, aunque viendo la soltura con la que dirige al DKV en los momentos decisivos de los competitivos playoffs de la ACB, seguro que terminará dando la razón a los más optimistas, aunque no es muy positivo para él haber generado tantas expectativas. Y es que, parece evidente que el base estrella de los Clippers, Baron Davis, no está contento con Dunleavy y quiere marcharse, por lo que, si sacan algún buen refuerzo exterior como recambio de los jóvenes Thornton y Eric Gordon en un traspaso, Ricky tendría una oportunidad única de repartirse los minutos con Mike Taylor y disponer de minutos de calidad desde su temporada de rookie.
Parece lógico que la opción de los Clippers es mucho más atractiva para Ricky que la de Memphis u Oklahoma, que tienen en Conley y Westbrook dos jóvenes valores que están forjando como bases de futuro, y ahí Ricky llegaría a estorbar. Además, en los Clippers Ricky tendría un maestro de lujo, que no es otro que Sam Cassell, que ha fichado como asistente después de haberse retirado como jugador hace días. Además, todos sabemos que no es lo mismo ir a una ciudad como Los Ángeles, con todo el glamour y la grandiosidad que representa, que ir a ciudades tristonas como Memphis u Oklahoma.
Por lo tanto, Ricky Rubio debe tomar una decisión muy meditada: ¿le vale la pena ir a la NBA este año, con la elevadísima cláusula que tendría que pagarle al DKV, para jugar en un equipo mediocre y sin objetivos claros como los Grizzlies o los Thunder? Los hay quienes piensan que lo mejor sería que Ricky se borrara de este draft, que sea paciente y que espere al año que viene para dar el salto a un equipo que le convenga más, pagándole menos al DKV y con un año más de formación en la ACB. Además, la próxima generación de rookies tampoco promete ser arrolladora, por lo que seguro que Ricky tendría asegurado volver a estar entre los tres primeros. Yo soy de los que piensan así. O Clippers (o en su caso, a otro equipo mediante los famosos traspasos en la noche del draft), o nada. No debe obcecarse con ir este año a la NBA: la ilusión despierta el empeño, pero la paciencia lo termina.

jueves, 14 de mayo de 2009

Unos barren, otros recogen, otros lavan su imagen...

De eso están yendo los playoffs; de barrer, recoger y lavar. Y, aunque en la vida cotidiana tengan significados similares, en el mundo del baloncesto tienen connotaciones totalmente opuestas. LeBron y sus Cavaliers han barrido a sus dos oponentes, Detroit y Atlanta, muy diferentes entre sí, pero que se han ido a casa con el mismo resultado: 4-0, como dicen en Estados Unidos, un "sweep" (vamos, que han sido barridos).
Lo verdaderamente increíble es cómo han ganado sus partidos el equipo de Cleveland. Los ocho partidos por más de 10 puntos, dando espectáculo, anotando desde dentro, desde fuera, al contraataque, en estático... en definitiva, una máquina de hacer baloncesto. Liderado por "el elegido", que por fin ha conseguido su primer y merecidísimo MVP, y con unos geniales Mo Williams, Delonte West y Szczerbiak por fuera y el trabajo sucio, pero necesario, de Varejao, Ilgauskas y Joe Smith, han conseguido ese equilibrio perfecto que caracteriza a los equipos campeones.
Y, lo que es más sintomático, es la piña que han creado. Pequeños gestos como los shows que montan antes de los partidos, incluso involucrando al público, o cómo se celebran las jugadas más espectaculares desde el banquillo, del que saltan todos los suplentes como locos, crean ese ambiente especial que debería reinar en todos los equipos de la NBA. Y es que eso es la mejor liga de baloncesto del mundo, una perfecta conjugación de calidad y del show business, un espectáculo que siempre sale con más brío cuando las cosas van bien, y en Ohio no pueden estar yendo mejor.


Y si por Ohio están barriendo, en Texas están ya de recogida. Los ya clásicos (por no decir aburridos) Spurs cayeron con estrépito en primera ronda contra sus vecinos de Dallas, poniendo por fin punto y final a un brillante ciclo en el que el maestro Popovich y sus 12 apóstoles consiguieron cuatro anillos en ocho años. Para ser justos, la lesión de Ginóbili, el único jugador capaz de marcar la diferencia en un equipo que ha dependido demasiado de Duncan durante tanto tiempo y que se aferra a las genialidades de Parker para ir ganando partidos, ha sido determinante. Pocos recursos para unos playoffs.
Poco le duró la alegría a Dallas Mavericks, otra franquicia tejana. Tras pasar por encima de los Spurs, se toparon con el equipo más en forma de la actualidad en la conferencia oeste, los Nuggets, que, con polémica en el tercer partido inclusive, fueron capaces de solventar sin problemas la eliminatoria. Así, la estrella alemana de los Mavericks, Dirk Nowitzki, que ha vuelto a estar (en mi opinión, de forma inmerecida) en el quinteto ideal de la temporada, vuelve a hacer las maletas en segunda ronda: Mark Cuban debe planificar mejor la temporada que viene, comenzando por un cambio de entrenador; Carlisle no se ajusta a la filosofía de Dallas.
El último equipo tejano que, no está de recogida, pero está ya yendo al trastero a por las maletas, es Houston Rockets. Si al equipo liderado por Mcgrady y Yao Ming, le faltan Mcgrady y Yao Ming... poco se les puede pedir. Ya ha sido bastante hazaña haberle ganado dos partidos a los poderosos (y cansados) Lakers, pero el gran esfuerzo de Artest, Brooks, Battier o Scola no creo que sea suficiente. Aún así, poco se les puede reprochar.
Por último, ha habido un equipo que ya he mencionado, los Nuggets, que este año han lavado su imagen. Una imagen de perdedores, de eternas promesas, de equipo incapaz de ser competitivo en los momentos clave. No sólo han quedado segundos en la temporada regular, sino que están dando una imagen muy parecida a la de los Cavaliers en el este, tanto por sus claros resultados (4-1 ante Hornets y Mavericks) como por su vistoso baloncesto a ambos lados de la cancha. Nadie duda que la llegada de Billups, que supuso también la necesaria marcha de Iverson, ha supuesto una mejora muy notable en el conjunto de George Karl, que ha conseguido por fin un base de primer nivel, dejando también más minutos para su joven estrella J.R. Smith y más libertad para Carmelo Anthony.
Los Nuggets ya esperan rival en la final de la conferencia oeste, que serán con toda probabilidad Los Ángeles Lakers. Lo mismo hacen los Cavaliers, que deberán superar su primera eliminatoria de alto nivel competitivo, ya sea contra Boston o contra Orlando. Yo, desde el salón de mi casa, sueño con una final entre Cleveland y Denver, con el esperado duelo entre LeBron y Carmelo. Esto supondría el triunfo del draft de 2003, el que muchos consideran el mejor de la historia, yo entre ellos. Y es que sus dos máximas estrellas, con el permiso de Dwayne Wade, podrían protagonizar un cara a cara en unas finales de la NBA que probablemente no se haya visto desde los duelos de Jordan contra Malone.

jueves, 30 de abril de 2009

Unos miuras difíciles de torear

Si antes de que empezaran los playoffs nos preguntan que cuál creemos que va a ser la eliminatoria más bonita e igualada, pocos hubiésemos pensado que sería la que estamos viviendo entre Boston y Chicago. Los todopoderosos Celtics, vigentes campeones de la NBA, que se han visto mermados por la baja de Garnett, se han topado con unos correosos Bulls, que han puesto contra las cuerdas al segundo mejor equipo de la conferencia este.
Con decir que ha habido cuatro prórrogas en los cinco partidos que se han jugado hasta el momento, queda patente la emoción e intensidad con la que la eliminatoria ha ido tomando su cauce. Y, lo más espectacular de una eliminatoria de por sí apasionante, está siendo el grandísimo duelo entre dos jóvenes bases que están demostrando que están sobradamente preparados para liderar un equipo de primer nivel. Se ha hablado mucho de Chris Paul y de Deron Williams, a día de hoy los mejores bases de la NBA, pero son también a día de hoy dos bases que verán lo que resta de playoffs desde su casa, ya que sus equipos han sido claramente barridos en esta primera ronda.
El espectacular rendimiento de Rondo se está viendo ensombrecido por el épico juego de los Bulls, pero no podemos dejar de comentar sus estadísticas. Habiéndose jugado ya 5 partidos, sus promedios son un escándalo: 24 puntos, 10 rebotes y 10 asistencias. Sí, para los que no se lo esperaban, lleva una media de triple doble, sin nada que envidiarle a los actuales LeBron James o Kobe Bryant, ni a los míticos Magic Johnson u Oscar Robertson. El base de los Celtics forma parte de una oleada de jóvenes bases que basan su juego en su poderío físico, pero que también dan dosis de espectáculo con sus asistencias y sus contraataques. El propio Derrick Rose, Devin Harris o nuestro José Manuel Calderón, forman parte de este moderno corte de base. Por seguir viendo el duelo entre Rondo y Rose, acompañados por los jugadores que deciden partidos (Allen, Pierce o Ben Gordon), me gustaría que esta eliminatoria no llegase nunca a su fin.
Rondo ha sido quien ha dado un paso al frente con la lesión de Garnett, al que seguro echa de menos. Cuando Garnett y Rondo coincidían en pista, todo era mucho más fácil. Sus constantes 2 para 2, dentro-fuera y sus llamativos alleyoops ponían en pie al Boston Garden, y han ayudado a que Rondo se haga un nombre entre los mejores de la liga. Lo único en lo que puede mejorar es en el tiro exterior, y no dudo que más pronto que tarde se consagrará como un tirador fiable de larga distancia, como lo ha hecho el propio Calderón. Y es que el ex base de Kentucky penetra, asiste, dribla y corre como los mejores bases de la liga. Como ya publiqué hace poco, Rondo fue una elección muy baja del draft de Phoenix Suns, equipo al que no le vendría mal un relevo generacional en el puesto de base, ya que pocos años de buen baloncesto le quedan al maestro Steve Nash. Un relevo generacional que queda plasmado en un impresionante crossover con bandeja incluida ante el que iba a ser su mentor.

lunes, 20 de abril de 2009

Un superhéore inesperado y un triángulo sin su hipotenusa

Acabados los primeros partidos de la post-season, la principal conclusión que el aficionado saca es que ha habido demasiadas sorpresas. Y es que, de los 8 cabezas de serie, únicamente 4 lograron ganar su primer partido en casa.
En mi última entrada hablé sobre que llegó la hora de los superhéroes, pero se me olvidó uno que nadie esperaba, uno escondido entre jugadores de nivel medio que ha convertido a Philadelphia, la ciudad del amor eterno, en la ciudad de la esperanza sin límites. André Iguodala, que, salvando las distancias, es el jugador más parecido a LeBron James en cuanto a físico, calidad y liderazgo de su equipo, dio la victoria a los Sixers en casa de los temidos Magic de Dwight Howard... que han pasado simplemente a ser los Orlando Magic del temible Dwight Howard.
El último minuto de Iguodala fue realmente de película, en la que el personaje "bueno" parece alejarse cada vez más de su objetivo, pero, como en todas las películas americanas, mientras más lejos parece el triunfo, más se esfuerza el protagonista para escribir el mejor final posible de un guión original. Su equipo perdía de uno a falta de un minuto, y él entró a canasta con la fuerza que le caracteriza y forzó la falta: 2 tiros libres, iba a poner a su equipo por delante. Pero le pudo la presión, le tembló la muñeca... falló ambos. En la siguiente jugada, mate espectacular de Howard para poner 3 arriba a su equipo. El partido parecía sentenciado.
¿En cuántas películas hemos visto que aparece una ayuda extra de un personaje secundario, casi marginal, para levantar al protagonista herido, caído sobre el polvo? En muchas. Iguodala volvió a tomar la responsabilidad, y se jugó un triple muy forzado que salió disparado del aro. Pero, milagorsamente el balón llegó a las manos de Donyell Marshall, el veterano jugador nº 12 de los Sixers. Enchufó un triple, empató el partido, y, lo que fue más importante, volvió a darle alas al que merecía ser protagonista de una noche inolvidable, un Iguodala que tendría el balón del partido en sus manos.
8,7,6,5,4... El reloj de posesión no paraba. ¿Cuántas veces habrá soñado Iguodala con emular a Jordan en las finales del 98? Este era su día, se vistió con el 23 de los Bulls y encaró a Turkoglu, que le defendió bastante mejor que Bryon Russel a MJ. Aclarado para Iguodala, da una lección de bote, se la pasa entre las piernas pero no deja atrás al turco. Fade away con la mano de Turkoglu sobre su cara... y el balón que besa la red casi milagrosamente. El Amyway Arena enmudeció, y Turkoglu falló el último triple a la desesperada. Un final feliz para un joven héroe que no ha hecho más que protagonizar la primera película de una saga que promete durar muchos años. Ya avisó contra los Lakers en temporada regular, y, como suele decirse, el que avisa no es traidor; en este caso es un héroe.
No se me pasa por alto la victoria de los Bulls en casa de Boston Celtics. Un genial Derrick Rose, galardonado ya con el premio al mejor Rookie del año, acabó con los poderosos Celtics del laureado Big Three. Pero a este triángulo de oro le faltaba su pieza base, su jugador más carismático, el mejor defensa de la temporada pasada de la NBA, el MVP de hace 3 años... en definitiva, el jugador que ha cambiado el rumbo de los tambaleantes Celtics en los últimos años. Kevin Garnett no es sólo un gran jugador, es el alma de cualquier equipo en el que juegue, por su intensidad y extremada competitividad.
El teorema de Pitágoras denomina al lado de mayor longitud de un triángulo la hipotenusa, y, en este triángulo de estrellas que existe en Massachussets, el lado más largo, el que más se deja ver es KG. No quiero decir con esto que Ray Allen y Pierce sean los catetos, pero no son capaces de cubrir por sí solos las carencias que la ausencia de Garnett deja en su equipo. ¿Serán capaces los vigentes campeones de levantar la eliminatoria contra los Baby-Bulls? Yo diría que sí, pero a la baja de The Big Ticket se suma la de otro power forward, Leon Powe, lo que complica aún más las cosas para los Celtics. Allen y, sobre todo Pierce, deben dar un paso al frente y ponerse a su equipo sobre sus espaldas para tratar de suplir al insustituible Garnett, que no parece tan importante hasta que lo dejas de ver vestido de corto.

sábado, 11 de abril de 2009

Llegó la hora de los superhéroes: King James

No me gusta caer en tópicos, pero hoy voy a recurrir a uno muy manido: la primavera la sangre altera. En los seres humanos ordinarios se desatan las hormonas con el calor, pero los seres superiores afrontan la última subida a la montaña, en la que deben superar a los villanos y a los fenómenos sobrenaturales para salvar el mundo y quedarse con la chica.
Lo mismo ocurre en la NBA. En abril llegan los playoffs, y la sangre de los jugadores extraordinarios fluye de manera diferente, su corazón bombea con mayor fuerza para desplegar sus superpoderes sobre el parquet. Llegó su momento. Los LeBron James, Kobe Bryant, Dwayne Wade, Dwight Howard, el Big Three de los Celtics, Brandon Roy, Tim Duncan, Deron Williams, Dirk Nowitzki... se visten con ropa ceñida y capa para ponerse su equipo a sus espaldas.
Es posible que la sangre más alterada sea la de LeBron James, al que apodan King, es decir, el rey. Y si se suele decir que los príncipes tienen sangre azul, la del Rey también debe ser diferente. Yo creo que la sangre de LeBron es distinta. Sólo así se puede comprender que un alero que pesa casi 115 kilos domine todas las facetas del juego, y haya sido capaz de llevar a un equipo de dinámica perdedora a unas finales de la NBA con 22 'tiernos' años, y que dos años después llevara a ese mismo equipo a ser el mejor de la regular season y convertirse, merecidamente (promediando 28 puntos, 7 rebotes y 7 asistencias), en el MVP más joven de la historia.
Los playoffs de 2007 serán siempre recordados por una súper hazaña, en la que este superhéroe acabó con sus propias manos con una tiranía, la de aquellos rácanos pero efectivos Pistons de los que hoy sólo queda una ligera sombra. Todo hacía presagiar que se repetiría la final de dos años antes, un tedioso Detroit - San Antonio, pero ahí llegó un joven adalid para conquistar el Palace de Auburn Hills. Ese día, LeBron James anotó los últimos 25 puntos de Cleveland, contando el último cuarto y las 2 prórrogas que, por supuesto, forzó él mismo. En aquel quinto partido de las finales del este, más que nunca, el Rey parecía tener súper poderes, los de derribar muros de acero y volar hacia la canasta por encima de la defensa más sólida de la NBA.
Los Spurs barrieron luego a los Cavaliers en las finales, pero no importó, ese año se demostró que los expertos no se equivocaron al designar al 23 de Cleveland como 'El Elegido'. Desde entonces, la franquicia de Ohio ha ido rodeando a su estrella de aguerridos combatientes, de fieles guerreros que secundan a la perfección la labor de su jefe. Y este verano, con la llegada de Mo Williams, por fin se ha encontrado la pieza que otorgase un salto de calidad a los Cavaliers. Dany Ferry encontró al escudero perfecto para que su equipo fuese lo suficientemente competitivo como para luchar de poder a poder contra un equipo del oeste en las finales de la NBA. A los Cavaliers ya sólo les falta un jugador interior que aporte más puntos en la pintura, y ya serán un equipo totalmente equilibrado.
Sin embargo, todos sabemos que a cada héroe le corresponde una debilidad. Conocemos la kriptonita de Superman, el talón de Aquiles... y la de LeBron este año ha sido Los Ángeles Lakers. El equipo de Kobe y Gasol es el único que no conoce la derrota ante los Cavaliers esta temporada, y, si se cumplen las expecativas, este mes de junio veremos una espectacular final entre estos dos equipos. Pero, para eso están las debilidades, si un héroe no es vulnerable a algo, pierde su gracia: sin debilidad no hay heroicidad. Por eso, LeBron y sus escuderos tratarán de escribir la enésima historia del superhéroe con final feliz, pero, esta vez sin salvar al mundo ni conquistar a la chica, sino para reinar en la NBA y conquistar el anillo de campeón.

jueves, 9 de abril de 2009

El sol ya no brilla en Phoenix

Como un eclipse total. Así ha sido la temporada de los Suns, que se han quedado fuera de la lucha por el anillo después de haber sido la sensación de la NBA desde que Steve Nash llegara como agente libre hace 4 años. En el oeste sólo ha habido 9 equipos competitivos este año (el 10º, Golden State, no llega a 30 victorias), y de esos 9 los Suns han sido claramente los menos regulares, a pesar de estar plagados de estrellas como el propio Nash, Shaquille O'neal, Amare Stoudemire, Grant Hill o Jason Richardson.
El año comenzó mal con la no-renovación de Mike D'Antoni. El entrenador que llevara a la franquicia de Arizona a lo más alto del país decidió emprender una nueva aventura en la Gran Manzana, y bien lo que se dice bien no le ha salido en su primer año, pero seguro que la temporada que viene (y sobre todo en el ansiado verano de 2010) los Knicks darán mucho que hablar. Su sustituto fue Terry Porter, el polo opuesto a D'Antoni y un fracaso absoluto por no saber manejar un vestuario repleto de estrellas. Tuvo serias polémicas con Stoudemire, que debería ser el jugador franquicia de los Suns por encima de Shaq y Steve Nash, ya muy veteranos.

Para colmo, en un equipo en el que ha predominado las últimas temporadas el run & gun, en diciembre traspasaron a su mejor defensor, Raja Bell, y a su jugador más polivalente, el francés Boris Diaw, que con D'Antoni llegó a jugar de center en aquella maravillosa época del small ball que a todos nos enamoraba. A cambio se trajeron de los Bobcats al matador Jason Richardson, jugador tan espectacular como innecesario para Phoenix. Estoy seguro de que con Raja Bell y Diaw las cosas hubieran sido distintas. Con esta decepción, Porter fue despedido y su lugar en el banquillo lo ocupó Alvin Gentry, que poco ha podido hacer para salvar la temporada.
Para ser fieles a la realidad, en Phoenix han sufrido varios problemas de lesiones. Su jugador más determinante, Stoudemire, no juega desde el All Star para pasar por el quirófano, y Nash y O'neal ya tienen una edad. Curiosamente, uno de los jugadores más castigados por las lesiones en la historia de la NBA, el fenómeno Grant Hill, a sus 36 años, ha jugado absolutamente todos los partidos de la temporada. Cosas de la vida.
Pero podría haber sido diferente si la secretaría técnica de los Suns tuviese mejor ojo para sus elecciones del draft. Bueno, mejor dicho, para no traspasar sus elecciones en la misma noche del draft. Steve Nash podría tener dos jóvenes y grandes herederos en estos momentos. Los Suns escogieron a Sergio Rodríguez en el draft de 2006, y lo traspasaron a los Blazers a cambio de nada. El 'chacho', jugador cortado por el mismo patrón que Steve Nash en cuanto a contraataque y su gusto por las asistencias, podría haber aprendido del gran maestro y ser un dignísimo recambio del canadiense. Pero su gran fallo fue sin duda el de traspasar a Rajon Rondo. En el mismo draft de 2006, escogieron con el número 21 (todo un chollo) al hoy base titular y vigente campeón de Boston Celtics. No obstante, esa misma noche lo traspasaron a la franquicia de Massachusetts a cambio de Brian Grant. Es decir, otra vez a cambio de nada.
Un año después se repitió la historia. Y nos vuelve a tocar de cerca, ya que esta vez el seleccionado fue Rudy Fernández, al que volvieron a traspasar a Portland a cambio de nada. Si los Suns se hubiesen quedado con los derechos de Rudy, ¿qué habría pasado esta temporada? Pues seguro que Rudy se hubiese acoplado perfectamente a su ritmo de juego, y el traspaso de Jason Richardson difícilmente se hubiese llevado a cabo, ya que el mallorquín realiza en cancha las mismas tareas que J-Rich. Y, sin embargo, la conexión española hoy levanta a las gradas del Rose Garden, y van a jugar los playoffs con posibilidades reales de dar la campanada. Así que mucho le deben los Blazers a los Suns, principalmente a su antiguo General Manager Jerry Colangelo.
Ahora su nuevo secretario de operaciones deportivas, el gran Steve Kerr, debe aferrarse a la filosofía de rejuvenecerse o morir. En el último draft tampoco se lucieron. Escogieron a Serge Ibaka en primera ronda, jugador que pasa sin pena ni gloria este año por Manresa en la ACB. Y había un par de gemelos seleccionables, Brooke y Robin López... y los Suns se llevaron a Robin, el peor de los dos con diferencia. Veremos cómo se mueven los Suns este año en el draft, y si mantienen contentos a Stoudemire o si lo traspasan. Quién sabe si este año tienen mejor ojo en el draft y se hacen, por ejemplo, con Ricky Rubio... Sería un el ansiado oasis en el apagado desierto de Arizona, donde el sol de Phoenix ya no brilla como antes.

lunes, 6 de abril de 2009

Beasts of the East

Este año ha habido un cambio muy significativo en la mejor liga del mundo. Por primera vez desde que se retirara Jordan, los equipos de la conferencia este han tenido un récord positivo en sus enfrentamientos con los de la conferencia oeste (229 victorias del este por 215 del oeste). Es decir, que este año los equipos del este, desde hace tiempo casi ninguneados, han dado un giro de 180 grados a la NBA, pasando a ser los más competitivos.
Y esto puede tener una explicación lógica. De aquí a 6-8 años, los peores equipos de la temporada regular eran prácticamente siempre franquicias de la costa este. Si echamos la memoria ligeramente hacia atrás, era complicado que equipos como los Cavaliers o los Hawks llegasen a las 20 victorias por temporada, y miren dónde están ahora, van a ser cabezas de serie en los playoffs que comenzarán de aquí a 10 días. Así pues, como estos equipos iban quedando muy abajo (al igual que pasaba con Utah o Denver), mejores posiciones tenían en el draft, y se han aprovechado de una oleada de jugadores que poco a poco han ido alcanzando su madurez baloncestística. Es por eso que a equipos como Lakers, Spurs o Rockets les cuesta tanto rejuvenecer sus plantillas, porque nunca entran en la lotería del draft.
Esa es la magia de la NBA. Si alguien te dice hace dos años que Atlanta iba a ser cabeza de serie en un año en el que el este ha sido dominador de la temporada, nadie se lo creería. Y si hace dos años también te dicen que tres equipos del este van a ganar más de 60 partidos en temporada regular, nos lo hubiéramos tomado a broma. Pues así ha sido. 2009 será recordado en Estados Unidos por un cambio radical, el de un ciudadano negro al mando del gobierno: los negros, que hasta hace bien poco eran tratados como seres de inferior categoría. Pero 2009 será recordado en la NBA por el año en el que el largo reinado del todopoderoso oeste cedió su trono al pobre este: los equipos del este, que hasta hace bien poco eran tratados como franquicias de inferior categoría.
Desde el draft de 2003, los equipos se han ido formando alrededor de sus jóvenes estrellas. Y en el este han caído desde entonces jugadores como LeBron, Wade, Dwight Howard o Chris Bosh, llamados a ser jugadores franquicia por muchos años. Boston también se vio ayudado de alguna manera por el draft. Hace 2 años escogió con el número 5 del sorteo a Jeff Green, y lo traspasó la misma noche del draft a los Sonics a cambio de Ray Allen. Con él y el traspaso de Garnett (al que cambiaron, entre muchos otros, por Al Jefferson, otro futuro crack que cayó en el este), todos sabemos cómo terminó la primera temporada del Big 3 de los Celtics. Ahora, la política de Boston me recuerda mucho a la de aquel Real Madrid galáctico de los Zidanes y Pavones, conjugando grandes estrellas (Pierce, Garnett y Allen) con jugadores jóvenes como Rondo, Leon Powe o Glenn Davis. Y, para su desgracia, el galacticidio no parece muy lejano...
Pero no sólo de grandes estrellas está viviendo el este. Equipos como Atlanta, Chicago o Philadelphia se están haciendo un hueco entre la élite con elecciones de draft algo más mediocres, pero juntando a mucho jugador de nivel medio a veces se consigue un mejor conjunto que el que lidera indiscutiblemente una estrella. Los Sixers tienen en Iguodala, Thaddeus Young y Lou Williams una gran base, los Hawks consiguieron el traspaso de jugadores consagrados como Bibby y Joe Johnson para complementar a sus jóvenes Horford, Josh Smith y Marvin Williams, y los Bulls han juntado mucho talento y descaro con los Gordon, Hinrich, Tyrus Thomas y Derrick Rose. Incluso los Bobcats han logrado conseguir un plantel muy competitivo empezando desde cero.
Y es que ya este año se nota que el nivel medio del este ha subido, y mucho. Los grandes del oeste ya no se van de gira por el atlántico pensando que van a conseguir victorias fáciles, ni siquiera cuando les toca jugar contra los equipos que están fuera de playoffs. Muestra de ello son las recientes victorias de los Bobcats a los Lakers y a los Spurs, Philadelphia también ha ganado a Houston y a los propios Lakers, Atlanta también ha sido otro mata-gigantes este año... Por no hablar de lo intratables que han estado los Cavaliers, Magic y Celtics, tanto en casa como fuera.
Es bonito saber que los tiempos en la NBA, al igual que en la política o en la economía, son cíclicos: nunca se puede predecir a ciencia cierta cómo van a estar las cosas dentro de unos años, pero lo que sí se sabe es que algo va a cambiar. No se sabe ni cómo ni cuándo, ni si va a ser a mejor o a peor, pero algo va a cambiar. Hace no tantos años era fácil predecir que el equipo del oeste que llegaría a la final iba a barrer a su rival del este, y así ocurría: los Lakers se deshacían fácilmente de Pacers, Sixers y Celtics, San Antonio ganaba sin dificultades a New Jersey... Pero hoy las cosas han cambiado, y de qué manera. Antes, las grandes estrellas del este se marchaban al oeste en su búsqueda desesperada por conseguir un anillo. Ahora la migración ha cambiado. Se ha pasado del "best of the west" al "beast of the east".

sábado, 4 de abril de 2009

Cuando la mejor opción es una retirada a tiempo...

"Prefiero retirarme que chupar banquillo". Son las duras palabras de un jugador que atraviesa sus peores momentos, un ídolo para muchos y centro de críticas para muchos otros. Pero de alguien que, sin duda, ha sido un jugador extraordinario. Se le conoce por ser uno de los mejores anotadores de la historia de la NBA, se le conoce por ser el MVP de menor estatura de todos los tiempos, se le conoce por sus trenzas y sus mangas, se le conoce como "the Answer"... se le conoce como Allen Iverson.
Ayer saltó la noticia en la NBA: Allen Iverson no volverá a jugar más con los Pistons y, lo que es más noticia aún, dijo que no le importaría retirarse porque está muy satisfecho con lo que ha hecho en su carrera. Y no es para menos. Desde el high school ya dio mucho que hablar, porque ya era una estrella... ¡¡de fútbol americano!! Los que hemos visto imágenes de Iverson jugando como quarterback podemos asegurar que no tenía mal futuro para ese deporte, del que llegó a ser MVP en la liga de institutos. Por cierto, muchos no conocen este dato, pero, ¿saben por qué Iverson no terminó sus años de instituto? 4 meses en prisión tuvieron la culpa de ello. De hecho, le condenaron a 15 años de cárcel por una pelea de blancos contra negros en una bolera.
Pero salió en sólo 4 meses, tiempo suficiente para ir a la universidad de Georgetown y dominar la NCAA desde sus escasos 183 centímetros de altura. Sus dos años en esta prestigiosa universidad no pasaron inadvertidos para los scouts de la NBA, y, cuando a Philadelphia le tocó el número 1 de la lotería del draft de 1996, se llevaron el gordo. Su elección estaba cantadísima. Llegaba a una franquicia en transición, y desde el primer momento cogió las riendas del equipo: lideró al equipo en minutos, puntos (¡23 por partido!) e incluso asistencias, logrando alzarse de forma abrumadora con el galardón de rookie del año. Pero si por algo se recuerda la temporada de novato de A.I., es por su descaro al jugar contra el que había sido su ídolo en la infancia, el incalificable Michael Jordan. El mejor jugador de todos los tiempos se quedó alucinado cuando Iverson le encaró y le hizo uno de sus famosos anklebreaker crossovers, para luego meter de media distancia (adjunto el vídeo al final del post). Ese día Iverson metió 44 puntos, y se ganó a pulso el respeto del gran Michael. Además, terminó esa temporada anotando más de 40 puntos en 8 partidos consecutivos, récord que, si ya es difícil de igualar por un veterano, imagínense el valor que tiene al haber sido realizado por un rookie.
Y a partir de ese año ya todos sabemos más o menos lo que pasó. Dejando a un lado problemas extradeportivos (¡llegó a intentar matar a su propio primo!), la carrera de Iverson en Philadelphia no deparó más que alegrías: 4 veces máximo anotador de la temporada, llevó a su equipo a unas finales, consiguió un MVP, presencia fija en los All Star... hasta que llegó Larry Brown. El controvertido actual entrenador de los Bobcats tuvo más de un rifi rafe con el jugador franquicia de Philadelphia, y ese constante tira y afloja no repercutió especialmente en los números de Iverson, pero sí en los del equipo, que ya nunca volvería a pasar una segunda ronda de playoffs. Desde entonces nada volvió a ser lo mismo en la ciudad del amor fraternal. Los sixers se convirtieron en una franquicia mediocre, liderada por un fuera de serie que pedía que le traspasaran a gritos, y finalmente lo consiguió.
En 2006 Iverson aterrizaba en las montañas de Colorado para jugar al lado de un ya consagrado Carmelo Anthony en los Denver Nuggets, eterno aspirante en los últimos años a combatir por un puesto en una final de la NBA. Sus números no fueron malos, y el equipo fue hacia arriba, pero es muy complicado gestionar un equipo con 2 estrellas exteriores y, personalmente, creo que Iverson se dio cuenta de que en Denver las cosas podían ir bien, pero le faltaba ese plus para ser un equipo competitivo. Y con ese ansia de ganar un anillo, puso rumbo a Detroit para lavar la cara de un equipo que lleva unos años en clara línea descendente. Y más que lavarle la cara, lo que hizo fue meterla en barro. Desde el primer momento no encajó en el sistema de los Pistons, y eso ha sido en gran parte lo que ha llevado a la franquicia de Detroit a estar luchando a día de hoy por meterse en playoffs como 8º clasificado.
Este ha sido, a grandes rasgos, su pasado. Pero ahora lo incierto es, ¿cuál es su futuro? Lo único claro es que este año acaba contrato y será agente libre, pero veo muy, muy difícil que uno de los pesos pesados de la NBA se atreva a ficharle. Puede que sea una buena opción para equipos que han perdido mucho público durante los últimos años, y que necesitan llenar los pabellones para sobrevivir a esta época de crisis. Porque, aunque parezca extraño, Iverson sigue desatando pasiones allá por donde pisa, y para ello solo tenemos que ofrecer el dato de que lleva muchos años seguidos siendo titular en el All Star, los últimos sin merecerlo (que haya sido él titular este año y que el otro A.I., Andre Iguodala, no haya sido ni convocado resulta más que chocante). Ya se han empezado a escuchar opciones como Memphis, o los Clippers, pero tampoco creo que se atrevan. Más que nada porque cortarían la progresión de sus jóvenes estrellas, OJ Mayo y Eric Gordon, jugadores cortados por el mismo patrón que Iverson y que disfrutarían de menos minutos si "the answer" aterrizara en alguno de estos equipos.
A pocos se nos escapa que el futuro de Iverson en la NBA está muy oscuro. A no ser que rebaje mucho su salario (y su soberbia) y fiche por uno de los grandes en su último intento por conseguir un anillo, parece que tendrá muy difícil volver a pisar una cancha americana como jugador. Pero, ¿y Europa? ¿Se habrán planteado los hermanos Angelopoulos traérselo al Olympiakos? En su día Kobe y LeBron admitieron que sería de locos rechazar una oferta de un club europeo que pagase 30 millones por temporada. Pero ellos pueden elegir. Es Iverson el que ahora mismo está en posición desventajosa, tiene que aferrarse a un clavo ardiendo para, en sus últimos coletazos como jugador, demostrar la magia que siempre ha llevado dentro. Y si el Olympiakos o el CSKA le ofrece un contrato multimillonario, no sería de extrañar verle jugar la Euroliga 2009-2010. Aún así, la posibilidad que veo más factible es la de que cuelgue las botas, y se una a los grandes genios de la historia de la NBA que se han retirado sin lograr un anillo (Stockton, Malone, Dominique Wilkins, George Gervin, Barkley, Reggie Miller...), porque para dar una mala imagen personal y colectiva, mejor que no vuelva. Y es que, como se dice en el argot militar, a veces una retirada a tiempo sabe a victoria.

jueves, 2 de abril de 2009

Los 'Good Boys' de Oregón

Qué lejos parece la época en la que a la franquicia de Portland se le conocía como los "jail Blazers", aquel equipo que daba más que hablar fuera de la cancha que dentro de ella, aunque sus jugadores tuvieran una calidad más que evidente. Rasheed Wallace pasó a la historia en Portland como el jugador con más faltas técnicas de la historia, Damon Stoudamire celebraba cada asistencia que repartía con algún porrito, Ruben Patterson se peleaba dentro y fuera de las pistas, Bonzi Wells se encaraba con público y entrenadores, Qyntel Woods montaba peleas de perros... vaya manada se juntó!
Pero Portland, ¿quién te ha visto y quién te ve? A día de hoy el jugador más temperamental podría ser Roy, pero la única prueba fehaciente que tenemos de ello es cuando se encaró con Trevor Ariza después de que éste mandara a Rudy al hospital de un golpetazo. Pero considerar que Roy es un jugador agresivo es como pensar que Milicic mereció ser número 2 de su draft, es decir, es difícil de creer. Pero lo que sí ha conseguido Roy ha sido liderar al equipo revelación de esta temporada, los Portland Trail Blazers, y no sólo ha conseguido que se meta en las eliminatorias por el título, sino que además mantiene serias opciones de ser cabeza de serie en los playoffs en la siempre complicada conferencia oeste.
Quien diga hoy que apostaba a principio de temporada que Portland estuviese quinto a falta de 7 partidos, o es un genio, o es un ventajista, o simplemente un mentiroso. Un equipo sin estrellas (Roy es un jugador de primera línea, pero cuesta calificarle de estrella por no ser tan mediático como otros), cuya columna vertebral la forman jugadores muy jóvenes -pero sobradamente preparados-, sin un gran base, sin un gran alero... La temporada pasada parecía que llegaba una ola de esperanza al equipo cuando escogieron a Greg Oden con el número 1 del draft (no me quiero imaginar lo que sería el back court del equipo con Roy y Durant), pero Oden se pasó la temporada entera en blanco, y me atreveré a decir que ya se ha pasado dos enteras en blanco, porque su aportación al equipo ha sido casi más discreta que la de nuestro Sergio Rodríguez.
Entonces, ¿cuál ha sido la clave del éxito de los Blazers de esta temporada? Pregunta sencilla, difícil respuesta... Pero vamos a intentar contestarla con la mayor brevedad posible. Lo más importante es la clara división de roles que ha establecido McMillan, sabiendo jerarquizar a la perfección a su equipo, y mezclando a la perfección la técnica con el músculo. Roy es el líder, eso es indiscutible. Pero él sabe que cuando esté presionado el balón no le va a quemar en las manos a Lamarcus Aldridge, ni a Travis Outlaw, ni tan siquiera al aparentemente frágil Rudy Fernández.

Dentro de estos roles es básico tener una buena segunda unidad, unos suplentes que cuando entren en cancha no bajen ni un ápice la intensidad ni en ataque ni en defensa. Y los suplentes se complementan a la perfección con los titulares. Al base titular, Steve Blake, le sustituyen Jerryd Bayless o Sergio Rodríguez, es decir, que a un especialista de 3 que está aprendiendo a jugar al contraataque a pasos agigantados, le sustituyen un portento físico y gran penetrador o un base al que le va la marcha y el espectáculo.

Los dos aleros titulares son Roy (poco más se puede decir de él salvo que es un all star) y un sobresaliente Nicolas Batum, que a base de una gran defensa y de subir su aportación ofensiva a base de triples y mates, se ha convertido, salvando mucho las distancias, en el Bruce Bowen de los Blazers -ni qué decir tiene que me parece mejor jugador el francés-. Y éstos son sustituidos por Travis Outlaw, un jugón tanto en ataque como en defensa, y por un Rudy Fernández que siempre le da ese punch extra al equipo, a base de correr la cancha y de meter sus 2 triples y levantar a la grada del Rose Garden. Cuando se juntan él y Sergio, se sabe que algo va a pasar... Lamentablemente, Martell Webster solo ha jugado 5 minutos en toda la temporada por lesión, pero no dudo que se hubiera acoplado a la perfección a la dinámica del equipo a base de triples.
Y lo del juego interior es lo más extraño de todo. La táctica es sencilla: Lamarcus se lo guisa, Lamarcus se lo come, y si no se lo come todo, ya están ahí los gladiadores para rebañar las sobras. Que Pryzbilla sea el pivot titular de un equipo que aspira a algo más que no sea luchar por el 8º puesto resulta difícil de creer, pero ahí está, cumpliendo su función a la perfección, reboteando, metiendo canastas desde justo debajo del aro (para él un tiro de dos metros ya es larga distancia) y defendiendo como el que más. Enorme temporada la del joven Aldridge, que tira desde media distancia, penetra, pivotea, rebotea, asiste... si pesara 10 kilos más sería de los pivots más dominadores de la NBA. Y del banquillo salen Channing Frye (más de lo mismo que Lamarcus, pero un peldañito por debajo), y el mencionado Greg Oden, que no es precisamente una referencia en ataque, pero que su sola presencia en ataque intimida al rival y levanta expectación en un público que está ansioso por ver en él al nuevo Shaq... pues que esperen sentaditos y con calma, que va para largo...
Por lo tanto, creo que la clave de la exitosa temporada de estos Blazers radica en que la plantilla está perfectamente equilibrada, en que el banquillo le pone la misma intensidad o más al juego ya de por sí intenso de los de Portland, y a que la ausencia de figuras de primer nivel ha hecho que el vestuario se una sin luchas de egos ni rivalidades internas. Y aunque McMillan no sea santo de la devoción de muchos, hay que atribuirle el mérito que le corresponde, que no es poco, y a Kevin Pritchard el gran ojo que ha tenido trayéndose a jugadores como Batum o Rudy, completando una plantilla profunda y con un gran futuro. A corto plazo, puede parecer imposible que Portland se cargue a un peso pesado del oeste, pero por el contrario nadie pronostica un 4-0 en su contra. Y es que los niños buenos, desde que son pequeños, no están acostumbrados a ver un 0 en su casillero, salvo que forme parte de un 10. Y, para mí, la temporada que están haciendo merece matrícula de honor.


miércoles, 1 de abril de 2009

No League For Old Men

Hoy me he parado a pensar unos instantes para decidir sobre qué escribir mi entrada. Cuando he barajado equipos y jugadores de la NBA, llegué a una rápida conclusión: La mejor liga del mundo está dominada por gente que me supera muy poco en edad, qué ilusión por un lado... pero qué triste por otro!
Si nos ponemos a elucubrar sobre cuál va a ser el quinteto ideal de esta temporada, pocas pajas mentales podemos hacernos: Chris Paul, Wade, Kobe, LeBron y Dwight Howard han sido sin duda los mejores en temporada regular. Por cierto, estos 5 señores estuvieron en las Olimpiadas con EE.UU. (acompañados por Carmelo, Kidd, Bosh, etc)... y los españoles aún pudimos creer que ganaríamos el oro! Digamos que estos 5 jugadores son capaces de completar la cuadratura del círculo, de un círculo vicioso, muy vicioso. Pero no vicioso porque la pescadilla se muerda la cola, sino porque es difícil quitarse del vicio de la NBA con jugadores así.
Pero a lo que íbamos; de los 5 candidatos a MVP, Kobe es el único representante de la vieja guardia, el resto pertenece a la generación de los felices 80, pero, sobre todo, lideran a su equipo en prácticamente todas las facetas del juego. Hagamos un breve repaso al mapa NBA, para ver quiénes son los jugadores franquicia y cuál es la edad aproximada de sus estrellas, y posiblemente nos llevaremos una sorpresa:
  • Hornets: Chris Paul, David West
  • Memphis: Rudy Gay, O.J Mayo, ¿Marc Gasol?
  • Philadelphia: André Iguodala, Thaddeus Young
  • Knicks: Nate Robinson, David Lee
  • New Jersey Nets: Devin Harris, Brooke Lopez (y los últimos coletazos de Carter)
  • Chicago Bulls: Derrick Rose, Ben Gordon, Tyrus Thomas (por cierto, vaya pufo el de Joakim Noah)
  • Utah Jazz: Deron Williams, Paul Millsap, Ronnie Brewer, CJ Miles
  • Oklahoma Thunder: Durant, Jeff Green, Westbrook...
  • Atlanta Hawks: Joe Johnson, Josh Smith, Al Horford
  • Portland: Brandon Roy, Lamarcus Aldridge, Travis Outlaw
  • Minnesota: Al Jefferson, Kevin Love, Randy Foye
  • Charlotte Bobcats: Felton, Okafor
  • Miami: Wade, Cook, Chalmers

Y así unos cuantos más. ¿Pero, se han dado cuenta de quiénes faltan verdad? Lakers, Spurs, Celtics, Pistons, Rockets... No se si les pasará lo mismo que a mí, pero a mí esos equipos me suenan a viejo de por sí, a años 70 y 80. Sus figuras son jugadores ya creciditos (Kobe, Duncan, Garnett, Iverson, McGrady...), jugadores que siempre están bien, pero, ¿dónde van a estar dentro de un corto-medio plazo? Quizá la respuesta sea esta: viendo desde las gradas o desde su casa cómo los LeBron, Wade, Howard y compañía juegan finales y ganan anillos, mientras que ellos habrán dejado un legado que esperemos no sea tan triste como el que dejó Chicago tras el adiós de Jordan.

Sé que los que leerán estas líneas estarán pensando "bueno, Kobe, Duncan y Garnett también fueron jóvenes". Lo fueron sí, pero no eran los auténticos líderes de un equipo aspirante al anillo: Ahí estaba Shaq, ahí estaba el Almirante Robinson... y Minnesota nunca dio la sensación de poder ganar realmente un anillo. Ahora estos se han convertido, con poco más de 20 años (recordemos que en EE.UU con 20 años todavía eres menor de edad...) en los líderes espirituales de sus franquicias, y lo hacen a base de pulverizar todos los récords de precocidad habidos y por haber: LeBron en anotación, Howard en rebotes, Paul en asistencias, a Wade le faltan pocas categorías por liderar en Miami... y mucho ojo con lo que viene por detrás! Porque a nadie se le escapa que a los Roy, Durant y compañía les falta bien poco para ser aspirantes a MVP.

Así pues, estamos ante una generación de la que nos queda mucho por disfrutar, por no dejar de asombrarnos, por admirar, y que con un poco de suerte se verá relevada por una similar dentro de pocos años. Eso sí, a ver quién consigue igualar los cuerpos de LeBron, Wade o Dwight Howard (absténganse los jugadores con cuerpo de Dwight Howard y calidad de Ben Wallace). En fin, qué rabia da pensar que los mejores jugadores del mundo tengan la misma edad de uno que tiene que alimentarse a base de pasta toda una semana porque no llega a fin de mes... pero, ¿y lo bien que lo pasamos viendo cómo destronan a las viejas glorias?

lunes, 30 de marzo de 2009

El Retorno del Rey

No, no voy a hablar de la segunda parte de El Señor de los Anillos (de hecho, ni la he visto). De lo que sí voy a hablar es del regreso a las canchas más esperado de los últimos tiempos en la NBA, el del controvertido base de los Washington Wizards Gilbert Arenas. No jugaba un partido desde el pasado mes de abril, y cómo lo ha notado su franquicia... peor equipo de la conferencia este y segundo por la cola de la NBA (17 victorias), sólo superado por los Kings, equipo que como dijo Nocioni no es una banda, son dos!
Arenas ha pasado un calvario en los últimos 18 meses: 3 operaciones en la misma rodilla, perdiéndose los últimos 156 partidos de los 173 que ha disputado su equipo. Y lo que es peor, la NBA había perdido la magia del "Agente Zero" durante demasiado tiempo... Y la espera terminó este fin de semana, con el partido contra los irregulares Pistons de Detroit. Y antes del partido, una perlita de las muchas de este fenómeno: "Estoy ansioso por saber cómo me va a funcionar la rodilla. Puedo ser dominante en los entrenamientos sin ni siquiera intentarlo, pero en los partidos es diferente". Genio y figura.
Pues el sábado por la noche busqué un canal para poder ver el partido de los Wizards, a ver cómo lo hacía Arenas en su vuelta, y el partido no pudo empezar mejor para él: las 4 primeras canastas de su equipo fueron gracias a asistencias suyas, siempre con su dosis de espectáculo, y en la siguiente jugada se marcó un triple marca de la casa en su primer lanzamiento de la temporada. Y la afición entregada a su ídolo.
Pero no fue un camino de rosas el regreso de Arenas. Detroit se escapó un poco en el marcador, y Arenas, que no está para jugar 40 minutos, descansaba en el banquillo. Su falta de ritmo quedó evidenciada con su porcentaje de tiro (3 de 12, aunque nunca ha sido un jugador de grandes porcentajes), pero por otro lado sacó a la luz su lado más playmaker, con 10 asistencias en menos de media hora, algo normal para otros bases pero muy significativo para el Agente Zero. Y llegó el último cuarto y Arenas cogió las riendas de su equipo para remontar en los últimos minutos...y casi lo consigue. A falta de 4 segundos, los Wizards perdían por 3, y Hamilton le hizo falta al propio Arenas; 2 tiros libres. Mete el primero (7 de 7) y tiró a fallar el segundo, y con mucha suerte se hizo con el rebote. Y, como en tantas ocasiones, Arenas tenía el último tiro para su equipo, pero no pudo completar su noche mágica: tiró en posición muy forzada, y Maxiell taponó su lanzamiento.
Regreso agridulce, gran partido (15 puntos, 10 asistencias) pero su equipo, siguiendo la tónica habitual de la temporada, perdió. Y al día siguiente, Arenas no jugó contra los Pacers: como ya ha pasado en ocasiones con Shaq y Duncan esta temporada, en los back-to-back se les da descanso. La temporada para los Wizards ha sido para olvidar, pero la que viene es muy prometedora. Con Arenas recuperado, Butler, Jamison y la progresión de los jóvenes Nick Young, Javale McGee y Dominic Mcguire, y una elección muy alta del draft (espero que no sea Ricky Rubio), los Wizards lucharán por los playoffs y por, de una vez por todas, pasar la primera ronda.
Y este jueves un gran encuentro: Cleveland - Washington, o lo que es lo mismo, LeBron contra Arenas, dos de los mayores showmans y jugones de la NBA. Como aperitivo, una de las jugadas que en mi opinión define a la perfección el carácter de este crack: partido empatado contra Utah, uno contra uno ante Deron Williams y se la juega de 3... antes de que el balón entre ya estaba celebrando la victoria.

sábado, 28 de marzo de 2009

Tiempo de magia, tiempo de Guille...

Primera entrada de este blog dedicado al baloncesto, y, como no podía ser de otra manera, va dedicada a un gran amigo que está viviendo un sueño del que esperemos tarde muchos años en despertarse. Un chico humilde, muy sencillo, que desde pequeño siempre tuvo espíritu de ganador, echándole las ganas y el empeño necesarios para convertirse en lo que hoy es, todo un jugador de la ACB.

La persona de la que estoy hablando es Guille, base canterano del Granca que ya ha disputado unos minutos en los dos últimos partidos del equipo como local, ante el Manresa y el Granada. Pero ya no sólo está el hecho de haber debutado, sino el cómo ha debutado. Hacía mucho tiempo que no veía un pabellón de baloncesto tan ilusionado con un jugador, que sólo con verle saltar del banquillo y dirigirse a la zona de cambios, se puso en pie y le ovacionaron y aclamaron. Todo aficionado al basket en Las Palmas le conoce, porque lleva toda su vida dedicándose al deporte que ama en el equipo de su vida. El triple contra el Granada fue la guinda del pastel, la que espero sea primera guinda de muchos pasteles.

Dentro de unas horas el Granca juega en el Centro Insular contra el Real Madrid. Será difícil que hoy juegue su tercer partido consecutivo en el CID, pero por soñar que no quede... ¿Por qué no pensar que meterá algún puntito contra los Bullock, Reyes y Hervelle del Real Madrid? Siempre había soñado con verle debutar, y, aunque ha sido desde la distancia, el sueño se ha cumplido. Está claro que en este maravilloso mundo del baloncesto, soñar es sólo el primer ingrediente. La receta del éxito se completa con sacrificio y humildad, y en eso Guille es de los mejores cocineros.

Como decía antes, la grada del CID se vuelve completamente loca cuando este joven base sale a jugar, y para muestra este resumen del partido, con su triple desde distancia NBA incluido. Sólo tienen que pinchar en el vídeo resumen del partido que sale a la derecha de esta página: http://www.marca.com/2009/03/15/baloncesto/1237127865.html