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lunes, 6 de abril de 2009

Beasts of the East

Este año ha habido un cambio muy significativo en la mejor liga del mundo. Por primera vez desde que se retirara Jordan, los equipos de la conferencia este han tenido un récord positivo en sus enfrentamientos con los de la conferencia oeste (229 victorias del este por 215 del oeste). Es decir, que este año los equipos del este, desde hace tiempo casi ninguneados, han dado un giro de 180 grados a la NBA, pasando a ser los más competitivos.
Y esto puede tener una explicación lógica. De aquí a 6-8 años, los peores equipos de la temporada regular eran prácticamente siempre franquicias de la costa este. Si echamos la memoria ligeramente hacia atrás, era complicado que equipos como los Cavaliers o los Hawks llegasen a las 20 victorias por temporada, y miren dónde están ahora, van a ser cabezas de serie en los playoffs que comenzarán de aquí a 10 días. Así pues, como estos equipos iban quedando muy abajo (al igual que pasaba con Utah o Denver), mejores posiciones tenían en el draft, y se han aprovechado de una oleada de jugadores que poco a poco han ido alcanzando su madurez baloncestística. Es por eso que a equipos como Lakers, Spurs o Rockets les cuesta tanto rejuvenecer sus plantillas, porque nunca entran en la lotería del draft.
Esa es la magia de la NBA. Si alguien te dice hace dos años que Atlanta iba a ser cabeza de serie en un año en el que el este ha sido dominador de la temporada, nadie se lo creería. Y si hace dos años también te dicen que tres equipos del este van a ganar más de 60 partidos en temporada regular, nos lo hubiéramos tomado a broma. Pues así ha sido. 2009 será recordado en Estados Unidos por un cambio radical, el de un ciudadano negro al mando del gobierno: los negros, que hasta hace bien poco eran tratados como seres de inferior categoría. Pero 2009 será recordado en la NBA por el año en el que el largo reinado del todopoderoso oeste cedió su trono al pobre este: los equipos del este, que hasta hace bien poco eran tratados como franquicias de inferior categoría.
Desde el draft de 2003, los equipos se han ido formando alrededor de sus jóvenes estrellas. Y en el este han caído desde entonces jugadores como LeBron, Wade, Dwight Howard o Chris Bosh, llamados a ser jugadores franquicia por muchos años. Boston también se vio ayudado de alguna manera por el draft. Hace 2 años escogió con el número 5 del sorteo a Jeff Green, y lo traspasó la misma noche del draft a los Sonics a cambio de Ray Allen. Con él y el traspaso de Garnett (al que cambiaron, entre muchos otros, por Al Jefferson, otro futuro crack que cayó en el este), todos sabemos cómo terminó la primera temporada del Big 3 de los Celtics. Ahora, la política de Boston me recuerda mucho a la de aquel Real Madrid galáctico de los Zidanes y Pavones, conjugando grandes estrellas (Pierce, Garnett y Allen) con jugadores jóvenes como Rondo, Leon Powe o Glenn Davis. Y, para su desgracia, el galacticidio no parece muy lejano...
Pero no sólo de grandes estrellas está viviendo el este. Equipos como Atlanta, Chicago o Philadelphia se están haciendo un hueco entre la élite con elecciones de draft algo más mediocres, pero juntando a mucho jugador de nivel medio a veces se consigue un mejor conjunto que el que lidera indiscutiblemente una estrella. Los Sixers tienen en Iguodala, Thaddeus Young y Lou Williams una gran base, los Hawks consiguieron el traspaso de jugadores consagrados como Bibby y Joe Johnson para complementar a sus jóvenes Horford, Josh Smith y Marvin Williams, y los Bulls han juntado mucho talento y descaro con los Gordon, Hinrich, Tyrus Thomas y Derrick Rose. Incluso los Bobcats han logrado conseguir un plantel muy competitivo empezando desde cero.
Y es que ya este año se nota que el nivel medio del este ha subido, y mucho. Los grandes del oeste ya no se van de gira por el atlántico pensando que van a conseguir victorias fáciles, ni siquiera cuando les toca jugar contra los equipos que están fuera de playoffs. Muestra de ello son las recientes victorias de los Bobcats a los Lakers y a los Spurs, Philadelphia también ha ganado a Houston y a los propios Lakers, Atlanta también ha sido otro mata-gigantes este año... Por no hablar de lo intratables que han estado los Cavaliers, Magic y Celtics, tanto en casa como fuera.
Es bonito saber que los tiempos en la NBA, al igual que en la política o en la economía, son cíclicos: nunca se puede predecir a ciencia cierta cómo van a estar las cosas dentro de unos años, pero lo que sí se sabe es que algo va a cambiar. No se sabe ni cómo ni cuándo, ni si va a ser a mejor o a peor, pero algo va a cambiar. Hace no tantos años era fácil predecir que el equipo del oeste que llegaría a la final iba a barrer a su rival del este, y así ocurría: los Lakers se deshacían fácilmente de Pacers, Sixers y Celtics, San Antonio ganaba sin dificultades a New Jersey... Pero hoy las cosas han cambiado, y de qué manera. Antes, las grandes estrellas del este se marchaban al oeste en su búsqueda desesperada por conseguir un anillo. Ahora la migración ha cambiado. Se ha pasado del "best of the west" al "beast of the east".

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